Clases

Si entraste a este sitio es porque quieres saber quién es este Maestro Pablo Cámpora. Pues, soy simplemente un Maestro de guitarra, consciente de que los conocimientos adquiridos deben ser trasmitidos a los demás. Es ese el rol principal del Maestro. Pero fundamentalmente y quizá lo más importante en la tarea de ensenarles el cómo se transmiten los conocimientos. Conocemos y utilizamos la manera tradicional de enseñar a tocar guitarra pero también integramos nuevos métodos y por sobre todas las cosas nos enfocamos en que cada estudiante, cada alumno es un ser único al cual debemos conocer con tal profundidad que nos permita guiarlo por el camino del aprendizaje musical, con un método confeccionado exclusivamente para esa persona. Un método que se construye sobre la marcha, en la medida que nos vamos conociendo mutuamente y que parte de los conceptos propios de cada estudiante, con lenguajes estéticos conocidos de antemano. La idea básica es no imponer métodos obligatorios, sino ayudarlo a ir venciendo gustosamente las dificultades progresivas inherentes a la ejecución del instrumento.

 

En este camino serán cada vez más difíciles las dificultades y asimismo, será cada vez mayor el goce y el placer, al descubrir cada estudiante su mejor manera de vencerlas.

 

El concepto básico es muy sencillo: más que la guitarra nos importa el guitarrista. Sin él la guitarra no vale nada. Por ello es que la herramienta de comunicación que empleamos en las clases, o mejor dicho: el ámbito comunicacional, será la sensibilidad. Una virtud que debemos recuperar y alimentar, especialmente en épocas dónde nos encontramos atomizados por los medios-y los miedos que nos bombardean con crónicas de la decadencia y que no hacen más que desestimar los valores que nos hacen cada día mejores personas.

 

CLASES para ADULTOS MAYORES

 

Sin apuro, es hora de empezar.

 

Son múltiples los beneficios que conlleva el estudiar un instrumento musical. Aún sin aspirar a que sea ése el medio de vida, es sabido que la música: hace bien. Tanto es así, que actualmente se usa la música incluso como herramienta en terapias neuropsicológicas, neurocognitivas, neurológicas, etc. La música causa beneficios sobre la salud, de hecho, existe lo que se conoce como musicoterapia, una terapia alternativa que apunta a mejorar el estado anímico y el bienestar a través de los sonidos.

La educación musical, el aprendizaje de un instrumento, incide en el desarrollo cerebral y mejora la capacidad en muchas áreas: lenguaje, memoria, lecto-escritura, motricidad, atención y concentración, sentido rítmico, inteligencia espacial, análisis y síntesis, etc.

Son capacidades y habilidades, casi imprescindibles en la formación de cualquier persona. Sin olvidar el valor cultural y humano que representa el poder expresar emociones y sentimientos de manera artística, así como la capacidad de reconocer, valorar y emocionarse. No es menor la autoestima y confianza que se adquiere, a través de los logros obtenidos con el propio esfuerzo y con la experiencia de hacer música frente a público. Ser evaluado, criticado, elogiado y reponerse de errores cometidos, contribuye notablemente al crecimiento personal y resulta enriquecedor para que los niños se desarrollen como personas solidarias en su ámbito social.

La educación musical en la infancia es una de las mejores inversiones no solamente para el desarrollo del niño, sino también para la salud cerebral en el futuro envejecimiento, compensando la pérdida cognitiva propia de esa etapa.

Muchas veces sucede que por esos avatares de la vida no hemos podido dedicarnos a aprender música durante nuestra juventud y siendo ya adultos mayores consideramos que ya no podemos, o sencillamente ni siquiera nos planteamos esa posibilidad.

Pero sucede que justamente es la tercera edad una etapa ideal para ponerse a estudiar un instrumento.

A toda persona, incluyendo a los adultos mayores, le conviene ejercitar su mente mediante la lectura comprensiva, el desarrollar resúmenes, hacer crucigramas, sopas de letras, sudokus, armar rompecabezas, aplicarse en juegos de buscar semejanzas y diferencias, etc. Si bien es cierto que la memoria inmediata comienza a disminuir con la edad y que con el envejecimiento experimentamos cambios físicos y mentales, está plenamente demostrado que conservamos casi intacta la facultad de adquirir nuevos conocimientos, es decir, el hombre puede aprender en cualquier etapa de su vida.

Es decir que –además de todos los beneficios mencionados anteriormente – cuando una persona “anciana” se decide por el aprendizaje de un instrumento, se está decidiendo por una nueva actividad con la cual ocupará parte de su tiempo. Se está decidiendo a ejercitar – como jugando – sus capacidades, aprendiendo cosas nuevas, socializando y teniendo un claro objetivo.

La Neuropsicología establece que la música ayuda en la soledad, previene enfermedades mentales, reduce la depresión, etc. En fin… mejora la calidad del envejecimiento y el estar más activo físicamente.

Del mismo modo que está establecida la “iniciación y/o educación musical” para niños en tantísimas guarderías, jardines y escuelas, existen muchas/os docentes especializados en pedagogía. Pero no es lo mismo la enseñanza con niños (pedagogía), que con adultos (andragogía), ni con adultos mayores. Así como tienen su rol los pediatras y los geriatras, también debería haber docentes especializados en gerontagogía musical, es decir la enseñanza musical para adultos mayores.

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